El
cáncer y la dieta se encuentran mucho más relacionados de lo que se
cree. Más de 32.000 muertes anuales por cáncer en
España son debidas a una dieta inadecuada y al sedentarismo. A pesar
de este dato, el vínculo entre alimentación y riesgo de cáncer es
complejo y no es fácil de establecer, principalmente porque nuestra
dieta contiene productos muy variados. Sin embargo, hace algunos
años, estudios científicamente validados han establecido relaciones
entre el tipo de alimento que ingerimos y el desarrollo del cáncer.
Se
estima que un cambio en la dieta puede reducir la incidencia global
de cáncer en un 30 a 40%, lo que equivale a entre 3 y 4 millones de
casos en el mundo. Si sumamos el tabaco, se puede estimar que entre
un 60 a 70% de los cánceres son evitables.
En
general, las dietas hipercalóricas, las ricas en grasa y proteínas
son las más peligrosas, junto con algunas formas de cocinar como los
asados al carbón, barbacoa y ahumados. Por el contrario, la fibra
(insoluble sobre todo), vitaminas y algunos minerales forman el grupo
de protectores frente a los tumores. También existe consenso en que
los alimentos vegetales reducen el riesgo de cáncer.
Por otro lado, el alcohol, las dietas ricas en grasas y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer de colon y recto, y posiblemente el de mama, próstata y riñón.
Por otro lado, el alcohol, las dietas ricas en grasas y la obesidad aumentan el riesgo de cáncer de colon y recto, y posiblemente el de mama, próstata y riñón.
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