domingo, 27 de novembro de 2016

Nutrición y actividad física en personas con discapacidad intelectual

En este artículo nos informa de que las personas con discapacidad intelectual (DI) conforman entre un 0’7-1’5% de la población, y presentan mayores tasas de obesidad ya que suelen tener problemas de nutrición, como déficits de micronutrientes o exceso de masa grasa y peso  así como bajo tono muscular. Para saber si se debía más a sus patologías o a su nutrición y su estilo de vida, se llevó a cabo el siguiente estudio en Madrid. En él participaron 19 personas de edad media 31 años (11 hombres y 8 mujeres). Para conocer sus hábitos nutricionales y la eficacia de la educación nutricional y del ejercicio, se les realizó una encuesta sobre dichos hábitos. Se diseñaron dietas y ejercicios recomendados para ellos, y pasados 3 meses se observaron los resultados.  El 5% de los individuos presentaba bajo peso (n=1), el 37% normopeso (n=7), el 42% sobrepeso (n=8) y el 16% obesidad (n=3). El 11% presentaba perímetro de cintura de riesgo. Ninguno cumplía con las recomendaciones de ejercicio diario. Y el 100% presentó una ingesta nutricional inadecuada. Sin embargo se demostró que la educación nutricional y el ejercicio físico eran útiles y totalmente recomendadas y que conseguían mejoras significativas.
Resultado de imagen

Nunca me había parado a pensar en si las personas con DI padecían sobrepeso. Siempre lo había relacionado con su enfermedad en sí, dando por hecho que la discapacidad y el sobrepeso u obesidad estaban ligados. Al leer este artículo descubrí que no es así. Es cierto que la enfermedad de estas personas influye de forma muy importante sobre su condición física. No solo por cómo actúa su genética sobre su nutrición, también por factores como que la mayoría cocinan para sí mismos, y que su condición los lleva a prepararse siempre alimentos rápidos y sencillos de cocinar que no siempre son los más sanos, como los fritos. También dependen mucho más de tener un apoyo a su lado para tomar la iniciativa de mejorar su nutrición o de realizar ejercicio. Además pueden tener limitaciones físicas que les dificulte esta tarea.
El mejorar sus hábitos nutricionales y físicos influye de forma tan positiva en su peso, y es muy importante facilitar esta información y educación en los centros dedicados a este tipo de patologías y entre los familiares y encargados de estas personas. La información no está tan extendida como debería y hay muchas personas que como yo, dan por hecho que la discapacidad intelectual y el sobrepeso y obesidad van unidos, y que estes no se deben tanto a la patología sino también a otros factores.

Insistir en esta información podría disminuir en gran cantidad la elevada tasa de sobrepeso entre estos individuos, y creo que sería una buena inversión dentro de la sanidad.  

A continuación se encuentra el enlace con el que acceder al artículo completo:

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