En este artículo nos informa de que las
personas con discapacidad intelectual (DI) conforman entre un 0’7-1’5% de la
población, y presentan mayores tasas de obesidad ya que suelen tener problemas
de nutrición, como déficits de micronutrientes o exceso de masa grasa y peso así como bajo tono muscular. Para saber si se
debía más a sus patologías o a su nutrición y su estilo de vida, se llevó a
cabo el siguiente estudio en Madrid. En él participaron 19 personas de edad
media 31 años (11 hombres y 8 mujeres). Para conocer sus hábitos nutricionales
y la eficacia de la educación nutricional y del ejercicio, se les realizó una
encuesta sobre dichos hábitos. Se diseñaron dietas y ejercicios recomendados
para ellos, y pasados 3 meses se observaron los resultados. El 5% de los individuos presentaba bajo peso
(n=1), el 37% normopeso (n=7), el 42% sobrepeso (n=8) y el 16% obesidad (n=3).
El 11% presentaba perímetro de cintura de riesgo. Ninguno cumplía con las
recomendaciones de ejercicio diario. Y el 100% presentó una ingesta nutricional
inadecuada. Sin embargo se demostró que la educación nutricional y el ejercicio
físico eran útiles y totalmente recomendadas y que conseguían mejoras
significativas.
Nunca me había parado a pensar en si
las personas con DI padecían sobrepeso. Siempre lo había relacionado con su
enfermedad en sí, dando por hecho que la discapacidad y el sobrepeso u obesidad
estaban ligados. Al leer este artículo descubrí que no es así. Es cierto que la
enfermedad de estas personas influye de forma muy importante sobre su condición
física. No solo por cómo actúa su genética sobre su nutrición, también por
factores como que la mayoría cocinan para sí mismos, y que su condición los
lleva a prepararse siempre alimentos rápidos y sencillos de cocinar que no
siempre son los más sanos, como los fritos. También dependen mucho más de tener
un apoyo a su lado para tomar la iniciativa de mejorar su nutrición o de
realizar ejercicio. Además pueden tener limitaciones físicas que les dificulte
esta tarea.
El mejorar sus hábitos nutricionales y
físicos influye de forma tan positiva en su peso, y es muy importante facilitar
esta información y educación en los centros dedicados a este tipo de patologías
y entre los familiares y encargados de estas personas. La información no está
tan extendida como debería y hay muchas personas que como yo, dan por hecho que
la discapacidad intelectual y el sobrepeso y obesidad van unidos, y que estes
no se deben tanto a la patología sino también a otros factores.
Insistir en esta información podría
disminuir en gran cantidad la elevada tasa de sobrepeso entre estos individuos,
y creo que sería una buena inversión dentro de la sanidad.
A continuación se encuentra el enlace con el que acceder al artículo completo:
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