Esta es una afección de la piel que afecta a un 3% de las personas que padecen urticaria crónica, según la BBC. Y la urticaria tanto puede aparecer cuando se entra en contacto con una temperatura exterior de 4ºC como de 20ºC o más, dependiendo del paciente.
Cualquier cosa fría que ingieran puede desencadenar estos efectos, sea simplemente agua, un vino blanco, zumos, sopas frías o postres helados. Y, por supuesto, quienes sufren urticaria al frío no pueden bañarse en aguas frías pues podrían sufrir hinchazón de la lengua y la garganta, desvanecimiento, taquicardía y a ahogarse a causa de esto.
Lo peor es que los afectados tardan mucho tiempo en ser diagnosticados y pasan un larguísimo tour de pruebas, según informa el Hospital del Mar: analíticas de sangre y heces, revisión de las tiroides, varios test de alérgenos, biopsias, estudio de enfermedades autoinmunes, entre otros.
Porque, ¿a quién se le ocurriría pensar que un simple vaso de agua fría puede sentar mal?
Cuando ya pueden poner nombre a su enfermedad, hay un porcentaje elevado en el que se desconoce qué la causa, afirma la Asociación de Afectados de Urticaria Crónica. Además, los remedios suelen ser insuficientes. Se les receta fármacos como antihistamínicos o incluso otros más potentes que a la larga pueden presentar un peligro para su hígado.
Hasta dar con la dosis adecuada recorrerán un camino de irritaciones, hinchazón, prurito y dolor. Las urticarias crónicas los acompañan toda la vida, a veces con períodos largos o cortos donde remiten, a veces sin fallar ni un solo día a la cita que les ocasionará el sarpullido.
Deberán variar su alimentación y evitar platos fríos y también productos altos en histamina, que son una larga lista: mariscos, pescados en conserva o ahumados, quesos y carnes curadas y ahumadas, embutidos, berenjena, tomate, espinacas, cítricos, frambuesas, cerezas, piña, ciruelas, melocotón, uva, frutos secos, chocolate, alcohol, por mencionar algunos.
Por otro lado, los daños psicológicos que provoca la enfermedad igual de graves que los físicos. Según esta publicación misma asociación basada en distintos estudios, la calidad de vida de un afectado por una urticaria empeora tanto como la de una persona con una enfermedad coronaria grave a la espera de un bypass y otro afirma que es peor que padecer lepra. La urticaria crónica provoca mucho estrés y un gran impacto emocional que puede derivar en cuadros de ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Con frecuencia, los afectados se muestran fatigados por lo que sus relaciones sociales empeoran y su vida laboral se ve afectada.
"Nunca más voy a poder comerme un helado" es otro dolor más en forma de pensamiento que asalta a los afectados cada verano.
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