sábado, 17 de decembro de 2016

Nutrición en la menopausia.

La menopausia es la etapa de la vida de la mujer que se caracteriza por el fin de la menstruación y por el comienzo de la etapa conocida como climaterio, la transición entre el periodo fértil y la vejez. Esta etapa la pasan aproximadamente el 90 por ciento de las mujeres entre los 48 y los 54 años debido a que comienzan a perder paulatinamente la función ovárica y como consecuencia disminuye la producción de hormonas femeninas, estrógenos y progesterona.

La menopausia va acompañada de dos síntomas característicos:

Cambios de la figura corporal: Los cambios metabólicos se asocian con la menopausia provocando el incremento de la grasa corporal que se acelera si la mujer lleva una vida sedentaria. La manifestación de estos cambios varía según la mujer: en algunas se produce el aumento de peso mientras que otras, la grasa se distribuye hacia otras partes del cuerpo. Estos cambios pueden elevar el riesgo de diabetes y de problemas cardiovasculares.

Insomnio
y sofocos: Son unos de los principales síntomas y pueden alargarse hasta cinco años. Se detectan porque la mujer empieza a tener calor y ansiedad acompañados de sudoración y palpitaciones. Estos sofocos los sufren el 20 por ciento de las mujeres y su tratamiento es sencillo. La causa se debe al estrés emocional, los cambios bruscos de temperatura, el consumo de alcohol y el exceso de apetito. 
 
Es de vital importancia seguir una serie de consejos nutricionales para evitar las posibles complicaciones que puede acarrear la menopausia. Algunos son los siguientes:
Reducir el consumo de grasas saturadas, trans y colesterol (presentes sobre todo en carnes y derivados). 
 
-Aumentar el consumo de grasas insaturadas (aceites de oliva, girasol, margarina, frutos secos, pescados azules). 
 
-Disminuir el peso si existe sobrepeso u obesidad.
 
-Controlar el aporte de sal en la alimentación. 
 
-Realizar actividad física de forma moderada. 
 
-Asegurar la presencia de vitamina D en la dieta, ya que ayuda a la absorción de calcio. Exponerse a los rayos de sol, siempre con protección, evitando las horas de más insolación y durante un tiempo moderado, ayuda a la síntesis corporal de vitamina D. 
 
-Reducir el consumo de proteínas de origen animal, debido a que un exceso de proteínas en la dieta favorece la descalcificación ósea. La alimentación actual es excesiva en proteínas, y reduciendo el tamaño de las raciones de estos alimentos podemos disminuir ya su aporte (sobre todo de carnes, de las cuales abusamos). 
 
-Evitar el exceso de fitatos, presentes en el salvado de los cereales, ya que atrapan el calcio y no dejan que se absorba. Por ello es importante no tomar en la misma comida lácteos y cereales integrales


 

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