La
menopausia es la etapa de la vida de la mujer que se caracteriza por
el fin
de la menstruación
y por el comienzo de la etapa conocida como climaterio, la transición
entre el periodo fértil y la vejez. Esta
etapa la pasan aproximadamente el
90 por ciento de las mujeres entre los 48 y los 54 años
debido a que comienzan a perder paulatinamente la función ovárica y
como consecuencia disminuye la producción de hormonas
femeninas, estrógenos y progesterona.
La menopausia va
acompañada de dos síntomas característicos:
Cambios
de la figura corporal:
Los cambios metabólicos se asocian con la menopausia provocando el
incremento de la grasa corporal que se acelera si la mujer lleva una
vida sedentaria. La manifestación de estos cambios varía según la
mujer: en algunas se produce el aumento de peso mientras que otras,
la grasa se distribuye hacia otras partes del cuerpo. Estos cambios
pueden elevar el riesgo de diabetes
y de problemas
cardiovasculares.
Insomnio y sofocos: Son unos de los principales síntomas y pueden alargarse hasta cinco años. Se detectan porque la mujer empieza a tener calor y ansiedad acompañados de sudoración y palpitaciones. Estos sofocos los sufren el 20 por ciento de las mujeres y su tratamiento es sencillo. La causa se debe al estrés emocional, los cambios bruscos de temperatura, el consumo de alcohol y el exceso de apetito.
Es de vital
importancia seguir una serie de consejos nutricionales para evitar
las posibles complicaciones que puede acarrear la menopausia. Algunos
son los siguientes:
Reducir el
consumo de grasas saturadas, trans y colesterol (presentes sobre todo
en carnes y derivados).
-Aumentar
el consumo de grasas insaturadas (aceites
de oliva, girasol,
margarina, frutos secos, pescados azules).
-Disminuir
el peso si existe sobrepeso u obesidad.
-Controlar
el aporte de sal en la alimentación.
-Realizar
actividad física
de forma moderada.
-Asegurar
la presencia de vitamina
D
en la dieta, ya que ayuda a la absorción de calcio. Exponerse a los
rayos de sol, siempre con protección, evitando las horas de más
insolación y durante un tiempo moderado, ayuda a la síntesis
corporal de vitamina D.
-Reducir
el consumo de proteínas
de origen animal,
debido a que un exceso de proteínas en la dieta favorece la
descalcificación ósea. La alimentación actual es excesiva en
proteínas, y reduciendo el tamaño de las raciones de estos
alimentos podemos disminuir ya su aporte (sobre todo de carnes, de
las cuales abusamos).
-Evitar
el exceso de fitatos, presentes en el salvado de los cereales, ya que
atrapan el calcio y no dejan que se absorba. Por ello es importante
no tomar en la misma comida lácteos y cereales
integrales.
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