Para
llevar una vida saludable, es fundamental tener unos hábitos
mantenidos en el tiempo que no pongan en peligro la salud. Los
hábitos o el estilo de vida es una expresión que se aplica de una
manera genérica a la forma en que se entiende la vida, expresado en
todos o en cualquiera de los ámbitos del comportamiento (trabajo,
ocio, sexo, alimentación, indumentaria, etc.), fundamentalmente en
las costumbres o la vida cotidiana. Una adecuada alimentación y
estilo de vida constituyen la mejor herramienta de prevención de
enfermedades y de promoción de salud en la población. Además es
muy importante que estos buenos hábitos se adquieran en las primeras
etapas de la vida.
Como
han mostrado infinidad de estudios, las personas que han heredado
algunas variantes de ciertos genes tienen un riesgo cardiovascular
muy, pero que muy, elevado. Entonces, y dado que el ADN no se puede
modificar, ¿no hay nada que estas personas puedan hacer para evitar
fallecer por un infarto? Pues sí. Simplemente tienen que adoptar un
estilo de vida saludable.
Se realizó un estudio hace algunos años que
tuvo por objetivo evaluar si la adopción de un estilo de vida
saludable puede mitigar el riesgo genético de padecer una enfermedad
cardiovascular.
Para ello, los
autores analizaron los historiales médicos y los datos genéticos de
más de 55.000 adultos participantes en cuatro grandes ensayos
clínicos. Los resultados mostraron que las personas con el mayor
riesgo genético y un perfil ‘desfavorable’ tenían un riesgo
desmesurado –de hasta un 90%– de acabar sufriendo un infarto o un
episodio de muerte súbita o de necesitar una angioplastia.
En
definitiva, la solución está muy clara: hay que evitar todo
aquellos que nos haga daño –principalmente el tabaco–, comer
bien y realizar ejercicio físico, lo que a su vez ayudará a
controlar el peso.
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