martes, 6 de decembro de 2016

La anorexia, un problema de nuestros días.

Aquellas personas que sufren anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen distorsionada tanto de las dimensiones como de la forma de su cuerpo. Por ello no pueden mantener un peso corporal normal. Muchos adolescentes con anorexia restringen la ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno e incluso ejercicio físico excesivo. Casi no comen, y lo poco que ingieren se convierte en una obsesión.
Otras personas que padecen anorexia recurren a los atracones y las purgas posteriores: ingieren grandes cantidades de alimentos y después tratan de eliminar las calorías mediante el vómito, tomando laxantes, haciendo ejercicios físicos en exceso, o mediante una combinación de varias de estas acciones.
La anorexia nerviosa no tiene una sola causa. La mayoría de expertos creen que el desorden mental es causado por una combinación de factores biológicos, medioambientales y psicológicos. Se cree que algunas personas tienen rasgos de personas que los hacen más susceptibles a desarrollar esta enfermedad.





















Tener un peso inferior y no llevar una dieta equilibrad puede repercutir en el cerebro, reforzando las conductas y pensamientos obsesivos relacionados con la anorexia nerviosa. En otras palabras, el no comer y tener un peso bajo conduce a un círculo vicioso en el que cada vez se come menos y se pierde más peso.
Entre los factores de riesgo asociados con la anorexia nerviosa, se encuentran: ser obsesivo con las normas, tener tendencia hacia la depresión, estar continuamente preocupado por el peso y la forma, sentir miedo o tener dudas con respecto al futuro, ser perfeccionista, tener una auto-percepción negativa, haber tenido problemas con la comida durante la infancia, haber tenido un desorden de ansiedad, mantener las ideas culturales o sociales sobre la belleza y la salud, y el control del comportamiento o expresión.
El tratamiento de este trastorno alimentario tiene una serie de objetivos bien definidos. Son los siguientes:

-Recuperación del peso: el bajo peso es un obstáculo para cualquier psicoterapia. Hay que comenzar con dietas muy prudentes. Por lo general, cuando se recupera peso, el estado de ánimo depresivo y la preocupación por el cuerpo mejoran; otras veces, por el contrario, aumenta la irritabilidad.

-Aprender de nuevo a comer normalmente: la paciente ha de volver a relacionarse con la comida de manera natural, ya que había perdido esa capacidad de ver el proceso de la alimentación como una función más.

-Resolución de las causas: el tratamiento psicológico es la piedra angular de un buen programa terapéutico. Resulta poco efectivo en las fases más graves de la enfermedad, ya que las pacientes malnutridas y con bajo peso se muestran extraordinariamente refractarias a la psicoterapia.

Para el tratamiento de estas enfermedades es indispensable contar con la colaboración de la familia. El camino que lleva a comprender esta enfermedad es siempre largo y doloroso, y es necesario para poder ayudar a curarla. Los denominados grupos de padres ayudan a la familia de los enfermos a comprender la enfermedad de sus hijas gracias a compartir sus experiencias con otras personas con la misma situación. Al principio, los padres buscan información sobre la enfermedad de las hijas y piden soluciones para determinadas conductas; los otros padres pueden ayudar con sus experiencias. El objetivo básico de estos grupos es formar a los padres para que sean elementos terapéuticos.

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