Se atribuye el mérito de esta ocurrencia al departamento de sanidad de los EEUU cuyo fin era el de conseguir una ciudadanía mejor alimentada. Popeye no solo ayudo a fomentar el consumo de espinacas sino también a que los niños de la época protestaran menos a la hora de comerlas. Aun así, años más tarde se descubrió que aquellos elevados valores en hierro eran erróneos aunque ya era demasiado tarde como pare quitar su mito.
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